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En el mundo del corte y el pulido, existen dos tipos de diamantes: los diamantes industriales naturales y los sintéticos. Si bien ambos tienen cualidades únicas, los diamantes industriales sintéticos son conocidos por sus características constantes y su resistencia superior, lo que los hace más adecuados para aplicaciones de aserrado, corte y esmerilado.

Durante el proceso de corte, los diamantes soportan una tensión inmensa. Para garantizar una velocidad de corte y una vida útil óptimas, se requieren cristales de diamante con formas de bloques y caras lisas, conocidos como cubo-octaedros. Estos cristales poseen buenos filos de corte, tienen una baja tasa de descomposición y ofrecen mayor resistencia para soportar las colosales tensiones que encuentran a lo largo de su vida útil.

Los diamantes encuentran sus aplicaciones en una amplia gama de materiales, desde los granitos más duros y el hormigón fuertemente armado hasta mármoles y calizas blandas. Esta versatilidad permite el uso de varios granos de diamante, cada uno de ellos meticulosamente clasificado para características específicas.

La rotura y el agrietamiento controlados de la arena de diamante del filo es crucial para mantener la eficiencia del corte. Cuando un diamante desafilado se desprende, un nuevo diamante afilado ocupa su lugar, lo que garantiza un proceso de corte ininterrumpido. La fuerza de la unión entre el diamante y el segmento de corte depende de la aplicación prevista. Sostiene cada diamante de forma segura, asegurando una acción efectiva de corte o rectificado.

A medida que avanza el proceso de corte, la unión se erosiona gradualmente, dejando al descubierto cristales de diamante nuevos. Esta erosión controlada es vital para el desempeño general de la acción de corte o rectificado. Con cada diamante desgastado o desafilado que se rompe, un nuevo cristal toma su posición, continuando el proceso de corte junto con el despuntado del diamante original. Esta característica de desgaste de la unión determina la velocidad de corte y la vida útil del producto.

La dureza de la unión se adapta a la naturaleza abrasiva del material que se corta. Por ejemplo, un producto diseñado para cortar ladrillos de ingeniería duros tendrá una unión con mayor contenido de bronce, lo que garantiza la suavidad necesaria para que la unión se desgaste y exponga los diamantes. Por el contrario, un segmento utilizado para cortar asfalto contendría más tungsteno en su aglutinante, ya que necesita mayor durabilidad para resistir la naturaleza abrasiva de los agregados dentro del asfalto.

Usando un disco de diamante Una aplicación incorrecta puede provocar un desgaste prematuro o una falta de exposición del diamante, lo que hace que el producto sea ineficaz. La selección de una dureza de unión adecuada garantiza un rendimiento y una longevidad óptimos, teniendo en cuenta las características específicas del material que se está cortando.

La matriz o enlace que mantiene el diamante en su lugar juega un papel fundamental a la hora de determinar el rendimiento del producto. Esta fuerte matriz de sujeción se crea utilizando varios metales como cobre, cobalto, aluminio, tungsteno, hierro, manganeso, bronce y metales de tierras raras. Estos metales, en forma de polvo, se unen meticulosamente con diamantes para formar el segmento de corte, utilizando tecnología de polvo avanzada.

En conclusión, los diamantes han revolucionado el corte y el rectificado en las industrias, permitiendo dar forma precisa y eficiente a diversos materiales. La utilización de diamantes industriales sintéticos, combinada con la dureza de unión adecuada y la cuidadosa clasificación de los granos de diamante, garantiza un rendimiento y una durabilidad óptimos. Aceptar el poder de los diamantes ha abierto infinitas posibilidades en el mundo del corte y el esmerilado.